La promesa de Mauricio Macri de mantener el programa Fútbol para Todos fue una de sus tantas estafas electorales. Pocos meses después de asumir, amparado en supuestas irregularidades financieras en las cuentas de la Asociación del Fútbol Argentino y los clubes, el Gobierno optó por asfixiarlos económicamente en vez de denunciar en la justicia si hubo operaciones fraudulentas. A la luz de los resultados, se entiende el por qué.
A Macri nunca le interesó sanear las cuentas de los equipos. Quiso generar las condiciones para que se termine la televisación gratuita y vuelvan los actores privados. Entre ellos Clarín, una de las espadas mediáticas que más colaboró en llevar al ex Jefe de Gobierno a la Presidencia.
El Grupo Clarín nunca trabaja ad honorem. A quince meses de gobierno de Cambiemos nos enteramos cuál fue el precio por su activa militancia macrista: acceder a la telefonía celular y el 4G, y volver al fútbol.
Clarín es el socio local de Fox y Turner, y quien va a explotar el servicio Premium y el pay per view de la televisación. Vuelve Clarín y vuelve el codificado. Se conoció que Torneos y Competencias (Grupo Clarín) desistiría de la demanda contra la AFA si la televisación del fútbol era adjudicada a Fox y Turner, siempre y cuando éstas le dieran a ellos la explotación de los servicios mencionados. Lógico, ceden una indemnización incierta por un negocio multimillonario concreto.
El Gobierno Nacional y sus alfiles en el fútbol argentino han vuelto a capitular ante el gran multimedio. Volverá el codificado, volverán las tribunas, volverán a verse los goles a la madrugada después de que el programa estrella de Canal 13 los emita por primera vez. Le estaban reservando el lugar. Vuelve Clarín.
