Se trata de Alejandro Fabián Sidero, poseedor de un arma calibre 32 secuestrada en un allanamiento en su domicilio, desde donde fueron efectuado los disparos que impactaron en las compañeras. Sidero se encuentra actualmente fuera del país, presumiblemente en los Estados Unidos, destino al que se dirigió un mes después de los hechos.
Este ataque a la militancia, tal como fue denunciado en diferentes instancias judiciales y políticas por nuestro espacio político, no es un hecho aislado. Forma parte de una escalda de agresiones y violencia contra diversos espacios políticos, acompañada por un discurso estigmatizante contra la militancia.
La investigación penal debe seguir avanzando, la justicia debe localizar y detener inmediatamente a este asesino -quien dispara contra una multitud no busca herir, busca asesinar- para que sea condenado con todo el peso de la ley.