Así, argumentando la falta de acuerdos para designar al secretario general de Unasur, 6 cancilleres decidieron vaciar el organismo, como forma de extorsión, chantaje y vaciamiento. Así, los paladines del diálogo y el consenso, se comportan de manera sectaria y virtualmente golpista. No es de extrañar, ya que es el estilo propio de los tiempos de la restauración conservadora, tal como vemos en Brasil.
Contrariamente a lo que argumenta el presidente Macri y sus socios respecto de las estrategias de integración hacia Mercosur, Unasur y Celac, no fueron pensadas como un marco de acuerdo ideológico de los gobiernos de orientación popular sino como espacios de articulación institucionales capaces de contener la diversidad propia de la politica y la cultura de nuestra región. Tan es así, que Néstor Kirchner, en su condición de Secretario General de Unasur, trabó excelente relación con el presidente Santos de Colombia, quien hasta el día de la fecha lo reconoce.
Con el vaciamiento y virtual golpe de estado en la Unasur se abandona una instancia fundamental y necesaria de articulación política cuya apuesta central es el valor de la la autonomía política de la región para encarar desde allí las relaciones con los demás actores hemisféricos y globales desde una posición madura.
Los ejes constitutivos del a Unasur, como la defensa de la democracia, la doctrina de defensa sudamericana, el valor estratégico de los recursos naturales para el desarrollo soberano, la participación social en las definiciones del proceso de integración, son denominadores comunes que se construyeron para articular consensos con distintas miradas políticas que podrían ir alternándose en los gobiernos de la región, asegurando la continuidad de la institución.
Todo ello es dejado de lado por la política exterior Argentina – y tras ella, de los gobiernos de la derecha oligárquica- con pretextos coyunturales inverosímiles después de haber desfinanciando y virtualmente congelado el funcionamiento de la Unasur cuando ejercieron la presidencia pro témpore. Un verdadero ejercicio de vaciamiento para su posterior remate, una administración fraudulenta que estos Ceos de multinacionales aprendieron tempranamente y ahora aplican desde los gobiernos nacionales y las instancias regionales.
Resulta entonces que las “anteojeras ideológicas” para abordar la política regional no las tienen los gobiernos populares y de izquierda, sino la fauna local de supuestos expertos administradores, tecnócratas y mercachifles variopintos que nos van a “reinsertar en el mundo”.
Convocamos a los gobiernos populares, fuerzas democráticas, organizaciones sociales de todo el espectro político a pronunciarse contra este atropello institucional y reconstruir, entre todos la plantaforma de articulación política y social que Nuestra América hoy necesita mas que nunca.