Ciudad de Buenos Aires

A DOS Aí‘OS DE LA REPRESIí“N A LOS CHICOS DE LA MURGA DEL BAJO FLORES

Hace dos años la Gendarmerí­a Nacional, encargada de velar por la seguridad de los vecinos y vecinas del Bajo Flores desde el inicio del operativo Cinturón Sur, baleó sin previo aviso ni motivo alguno a los integrantes de la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo, en el corazón de la Villa 1-11-14, mientras ensayaban para los corsos del mes de febrero.

Las balas disparadas contra niñas, niños, jóvenes y adultos/as del barrio eran de goma y también de plomo. Dejaron consecuencias fí­sicas y psicológicas muy severas para los afectados/as, sus familiares, vecinos/as y testigos.

En los dos años posteriores, ningún representante del gobierno nacional -responsable polí­tico del accionar de las fuerzas de seguridad desplegadas en el Sur de la Ciudad- ni del Gobierno de la Ciudad, se acercó para interesarse por las ví­ctimas de esta feroz represión. Mucho menos para facilitar algún tipo de ayuda que intentase reparar o mitigar el daño provocado.

La entonces y actual Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, que luego emitiera dichos xenófobos contra nuestros hermanos bolivianos/as, paraguayos/as y peruanos/as; defendiera a los gendarmes que persiguieron y provocaron la muerte de Santiago Maldonado; reprimiera cuanta protesta estuviera a su alcance; justificara el accionar de las fuerzas de seguridad que acribillaron por la espalda a Rafael Nahuel y ordenara desatar la inusitada violencia en los alrededores del Congreso de la Nación durante el debate de la reforma previsional en diciembre de 2017; ante semejante ataque contra los miembros de la murga, decidió ir a visitar a los gendarmes “heridosˮ producto del “enfrentamientoˮ que jamás existió en ese lugar.

Muchas cosas pasaron desde ese 29 de enero de 2016 en Argentina, en el Bajo Flores, y especí­ficamente con respecto al episodio de los/as murgueros/as. Lo primero a destacar es la enorme solidaridad que brotó desde todos los rincones de nuestro paí­s para con las ví­ctimas. Vecinos y vecinas del mismo barrio ayudaron a los chicos y a sus familias con lo que tení­an a su alcance; artistas y murgas de otros barrios invitaron a Los Auténticos Reyes del Ritmo a sus festivales y corsos; organizaciones sociales y sindicales facilitaron el traslado y la vestimenta para la murga; los medios de comunicación quisieron oí­r la versión de los damnificados que contrastaba con la oficial (que prácticamente negaba los hechos, victimizaba a los represores y estigmatizaba a los vecinos/as de la Villa 1-11-14). La solidaridad de nuestro pueblo se contrapuso así­ a la violencia, a la indolencia y a la soberbia del Gobierno de Macri.

Lo segundo a destacar es que, de los 12 gendarmes afectados a la represión ese dí­a, 6 de ellos fueron separados de sus cargos e irán a juicio oral en el transcurso del 2018. No fue fácil. No es fácil. Durante la primera etapa del juicio hubo testigos truchos, amenazas a los verdaderos testigos, allanamientos fuera de lugar, etc.

Lo tercero a resaltar es que la Ministra Bullrich, responsable polí­tica de ésta y de todas las acciones represivas de las fuerzas federales, “visitóˮ el Bajo Flores en junio del año pasado pero, como se imaginarán, no lo hizo para solidarizarse con las ví­ctimas sino para protagonizar un montaje mediático a los que CAMBIEMOS nos tiene acostumbrados. Para “combatirˮ el narcotráfico, en el que 1300 agentes de las fuerzas de seguridad lograron incautar 45 kg de cocaí­na (tal como describe laudatoriamente La Nación en: http://www.lanacion.com.ar/2038445-megaoperativo-antinarco-en-la-villa-1-11-14-participan-mas-de-mil-gendarmes ), mientras un borracho se burlaba de la ministra desde la copa de un árbol.

Desde nuestro espacio polí­tico estamos convencidos del lugar que tienen que tener las fuerzas de seguridad.   Vamos a luchar siempre para que cumplan con su principal función que es cuidar al pueblo, no agredirlo.

Lo sostenemos ahora, y lo hemos sostenido siempre.

Como decí­a un joven Ministro de Héctor Cámpora en 1973: “ ¡Cómo vamos a ordenar reprimir al pueblo, si suyo es este Gobierno y en su nombre y por su voluntad actuamos! (ˮ¦) Es habitual llamar a los policí­as guardianes del orden. Así­ seguirá siendo. Pero lo que ha cambiado, profundamente, es el orden que guardan. Y en consecuencia, la forma de hacerlo (ˮ¦) un orden injusto, un poder arbitrario impuesto por la violencia, se guarda con la misma violencia que lo originó. Un orden justo, respaldado por la voluntad masiva de la ciudadaní­a se guarda con moderación y prudencia, con respeto y sensibilidad  humanasˮ.

fgj

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