Córdoba

Córdoba, un conflicto invisibilizado

En la ciudad de Córdoba se desarrolla una protesta de trabajadores de transporte que ya lleva ocho dí­as y es cautelosamente minimizada por la prensa hegemónica.

En cualquier parte del paí­s uno se entera si hubo un choque en la Panamericana, un hecho delictivo en Recoleta o si se interrumpió el servicio de la lí­nea B. Sin embargo, un legí­timo reclamo como el de los trabajadores del transporte de la ciudad de Córdoba que hace ocho dí­as vienen desarrollando medidas de fuerza por la nula predisposición de las patronales y las autoridades municipales a buscar una solución, es sigilosamente silenciado por la prensa hegemónica. Los mismos medios que proclaman un federalismo que no practican.

El conflicto radica en el rechazo de los trabajadores de la capital cordobesa a la paritaria acordada por la conducción nacional de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y el Gobierno Nacional. En la misma se resolvió un aumento salarial del 21% a pagarse en tres tramos: un 8% en junio, un 7% a mitad de diciembre, y el 6% restante en enero de 2018. Si se tiene presente que en 2016 los trabajadores perdieron promedio diez puntos de poder adquisitivo, y que la inflación de este año en diciembre está entre el 22 y el 25%, que hasta esa fecha sólo se incremente el salario en ocho puntos porcentuales suena a poco. La inflación de los alimentos, los tarifazos en los servicios públicos y, en suma, el aumento del costo de vida no se paga en tres tramos, se paga todos los meses. Esto en un marco donde el transporte aumentó el año pasado un 37% en la provincia de Córdoba, quedando claro que el grueso de esa suba está destinado a incrementar la rentabilidad empresarial en desmedro del poder adquisitivo de los empleados.

La respuesta de las empresas de transporte al conflicto fue comenzar a despedir trabajadores para generar miedo y quebrantar la unidad. Ya enviaron 86 telegramas de despido. Cuando lo que está en juego es el plato diario de comida y condiciones dignas de vida, la fuerza es inquebrantable. Esa actitud no sólo provocó la continuación de las medidas, sino las huelgas por solidaridad de otros sindicatos como los recolectores de residuos.

El municipio gobernado por el miembro de Cambiemos, Ramón Mestre, tampoco está interesado en resolver el conflicto. En vez de sentar en una mesa de negociaciones a todas las partes, tomó la decisión de romper la huelga a la fuerza militarizando la ciudad y custodiando los colectivos con integrantes de la Gendarmerí­a a cargo de Patricia Bullrich. Al mismo tiempo atemoriza a la población por canales informales diciendo que hay cortes de calle, saqueos y violencia en la calle, para estigmatizar a los trabajadores y poner a los ciudadanos en su contra.

En este contexto también cabe señalar la reacción de la conducción nacional de la UTA. En vez de solidarizarse y apoyar a los trabajadores, hizo propio el discurso de la patronal y advirtió que quienes no depongan de las medidas de fuerza quedarán sin protección gremial ante inminentes despidos. Se está produciendo un marcado divorcio entre algunas conducciones gremiales, las seccionales y las bases. En lugar de buscar excusas y tomar posiciones beligerantes con sus propios afiliados, deberí­an reflexionar qué está ocurriendo que no pueden expresar y representar fehacientemente a sus conducidos. Es necesario mencionar, asimismo, que la seccional cordobesa de la UTA fue intervenida hace más de un año cuando ganó una lista alternativa a la que estaba en sintoní­a con los representantes nacionales.

La salida a los conflictos siempre es polí­tica. Nunca es fomentando el miedo a través de despidos ejemplificadores y generando un clima de violencia con la militarización de la ciudad. En todos sus distritos Cambiemos está mostrando una severa alergia a los derechos gremiales de los trabajadores y a convocar a un diálogo sincero con voluntad de resolución de los problemas.

Este conflicto también sirve para demostrar el papel que los grandes medios están jugando en la antesala electoral. La conflictividad en Santa Cruz cuenta con cobertura en vivo e incluso previa a que sucedan “espontáneasˮ protestas, donde nunca explican cómo la provincia llegó a esa situación. En cambio como la protesta en Córdoba involucra a dirigentes del oficialismo nacional, la estrategia es invisibilizar lo que ocurre.

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