Economí­a

La agricultura familiar también

Mientras crea Ministerios y otras dependencias cuya función todaví­a no está del todo aclarada, el presidente Macri eliminó mediante el Decreto 302/17 la Secretarí­a de Agricultura Familiar (SAF), creada durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

En los 16 meses de gobierno macrista, la población rural, uno de los setocres más vulnerables de la sociedad, también perdieron derechos de manera directa, como ya le sucedió durante el año pasado con el decreto que permitió extranjerizar en mayor proporción el territorio nacional.

La SAF fue la visibilización de aquellos que nunca tuvieron voz, como lo fue el nuevo ‘Estatuto del Peón Rural’ y la creación del RENATEA, también disuelto entre el Gobierno y la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La SAF fue el compromiso nacional con los demás paí­ses del Mercosur que integran la Reunión Especializada de Agricultura Familiar (REAF) de sectorizar polí­ticas públicas que garanticen derechos para las familias de la pequeña agricultura. Así­ como se viene golpeando a las economí­as regionales, la disolución de la SAF es también un golpe al intento de igualar oportunidades.

Hoy los inversores extranjeros están pidiendo flexibilizar la compra de tierras. Hoy el gobierno entregó la soberaní­a de los recursos naturales mediante otro decreto a cambio de tomar deuda que permita financiar la fuga de capitales, para quebrar nuevamente al paí­s. Esta vez cuando no haya más dólares vendrán a cobrarse las deudas con nuestra tierra, nuestra agua, nuestro subsuelo.

Si bien la SAF se “unificóˮ a otra Secretarí­a del Ministerio de Agroindustria, en la práctica no es más que la continuidad de una polí­tica de vaciamiento del Estado que comenzó el 10 de diciembre del 2015. A los despidos masivos que sucedieron allí­ se sucedieron el desfinanciamiento y el cierre de programas y lí­neas de acción, profundizando el deterioro de un área que a la que ahora se le quitó el rango, quedando como subsecretarí­a, sin recursos y sin planificación.

Estos hechos, sumados a la no reglamentación de la Ley 27.118 de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar (sancionada durante el gobierno de Cristina) y al reparto obsceno de beneficios para la oligarquí­a sojera, no son más que la condena para el sector de la pequeña agricultura a un presente de pobreza y migración obligada del campo a la ciudad.

La unidad de las organizaciones del sector es la manera de defenderse del salvaje neoliberalismo que viene a expulsar a la gente del campo y a entregarle los recursos a los buitres de adentro y de afuera. La polí­tica en manos del pueblo, como herramienta de transformación social, es la única opción para derrotar al macrismo en las urnas, con la conducción de Cristina Fernández de Kirchner. Para volver a tener un Estado de cara a su pueblo, para volver a recuperar derechos, una vez más, para volver mejores.

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