En la campaña electoral advirtió sobre el desmantelamiento de la industria del país y la necesidad de recuperar trabajo genuino motorizando la actividad industrial. Se propuso una meta ambiciosa de difícil cumplimiento para la próxima década. Pero al menos ya construyó un ladrillo en esa tarea. Se trata de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, quien podrá celebrar que Techint decidiera invertir U$S1.800 en Houston que generará 1.000 fuentes de trabajo nuevas entre los empleos directos y los indirectos.
El anuncio podría pasar inadvertido si no fuera porque el Presidente argentino estuvo presente acompañando al ceo de Techint, Paolo Rocca. En Argentina, la empresa siderúrgica viene reduciendo la producción, ha despedido personal y en su fábrica de Campana 3.000 puestos de trabajo se ven afectados por suspensiones y porque sólo cobran el 80% de su salario, con un futuro laboral completamente incierto.
Macri no ha tomado una sola medida para proteger e incentivar a la industria, por el contrario adopta decisiones que la perjudican. La consultora FIEL, de gran afinidad a la matriz ideológica de Cambiemos, señaló que la producción industrial en marzo registró una caída del 2,4%, tiene una merma del 2,7% en el primer trimestre del año, y que se encuentra en el nivel más bajo de los últimos siete años, que coincide con el momento posterior al estallido de la crisis financiera.
Que el Jefe de Estado de un país celebre que se fuguen inversiones hacia otro país mientras en el suyo cae la industria y sube el desempleo es sumamente penoso y constituye la muestra más evidente de que a Macri no le interesa el devenir ni el bienestar de la Argentina ni de sus habitantes.