Malcorra era una de las funcionarias que más expectativas generaba en algunos sectores de la sociedad. Sin embargo, su gestión resultó plagada de tropiezos, bochornos y desilusiones.
En materia económica, la cintura de la diplomacia internacional brilló por su ausencia. Hace pocos días se conoció que el gobierno de Donald Trump frenó la importación de limones argentinos que tiempo atrás había sido anunciada por el Ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile.
Rusia fue otro testigo del mal manejo de las relaciones. Se había conseguido que el país gobernado por Vladimir Putin bajara del 6,5 al 5,5% las tasas para el financiamiento de la represa hidroeléctrica Chiuido a través del Banco de Desarrollo y Comercio Exterior de Rusia. Sin embargo, el gobierno argentino ejerció una presión inadmisible para que las bajara aún más al 4,5%, provocando el enojo de los rusos quienes decidieron volver a las condiciones originales del 6,5%.
En relación al reclamo medular por la soberanía de las Islas Malvinas, los papelones fueron por partida doble. La Ministra no supo asesorar al Presidente quien anunció que su par británica, Theresa May, se había comprometido a dialogar sobre la soberanía, algo que fue tajantemente desmentido desde Londres. Luego, la propia Canciller resignó soberanía al acordar de forma ilegal que Argentina no iba a sancionar a pesqueras y petroleras británicas que explotaran recursos en las Islas sin autorización de Argentina.
Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos fueron escenario de otro acto vergonzoso de la diplomacia argentina. Tanto Malcorra como el embajador Martín Lousteau apoyaron abiertamente a Hillary Clinton, entrometiéndose en cuestiones internas de otro país, con el agregado de que su candidata fue derrotada por el partido republicano.
La campaña por la Secretaría General de la ONU fue un nuevo bochorno de la funcionaria. Se metió en una aventura donde era vox populi que el portugués Antonio Guterres iba a suceder a Ban Ki Moon. Esa elección perdida de antemano provocó que durante semanas Malcorra de desatendiera de sus responsabilidades y le costó al Estado $1.309.000, motivo por el cual la Ministra está siendo investigada.
Por otro lado, Argentina fue el primer país en reconocer al gobierno de facto de Michel Temer en Brasil luego de un escandaloso impeachment a Dilma Rousseff.
El último sinsabor está vinculado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Aunque distintas áreas del gobierno se pasan la pelota, fue a través de Cancillería que se propuso a Carlos De Casas, abogado de represores, para integran la CIDH. Es una burla que postulen a alguien que defiende a los genocidas para integrar un organismo de derechos humanos.
Lejos de emular a Messi, hasta ahora Malcorra no metió ningún gol y sólo arrastra episodios vergonzosos.