Este lamentable episodio de criminalización de la protesta y violencia policial es una demostración más de que este modelo de gobierno no cierra sin represión, y evidencia cómo Mauricio Macri elige en cada situación en disputa ponerse del lado del más fuerte, en este caso Clarín.
Más allá de la profunda crisis económica que atraviesa el país producto de estas políticas neoliberales, cuesta creer que la “necesidad de preservar la salud financiera de la planta” que adujo la empresa en su comunicado sea cierta. Sobre todo cuando se tiene cuenta que el Grupo Clarín, desde la asunción de su socio Macri, subió sus acciones en un 117% y recibió de pauta oficial 520 millones de pesos en 2016, holgadamente el más beneficiado -Telefé, segundo, recibió 350 millones de pesos menos- .
La impunidad mediática con que estos hechos represivos se ocultan a la sociedad hacen evidente la alianza de los grandes conglomerados de medios con la gestión de gobierno y sus nefastos planes para el país. Las trágicas consecuencias de estas medidas económicas, la destrucción del tejido social y productivo, la pérdida de derechos, la persecución política y la represión a los trabajadores son temas que los medios intencional y estratégicamente no tratan, y cambio de ese favor tienen a su disposición la gracia del gobierno y a las fuerzas de seguridad para perpetuar sus privilegios y continuar utilizando a los trabajadores como variable de ajuste, como en otras épocas oscuras de nuestro país.
