Hasta el triunfo de la Revolución, solo dos años antes, el 25% de los cubanos era analfabeto. Fidel no tuvo que echarle la culpa a ninguna “pesada herenciaˮ sino que organizó a cientos de miles de voluntarios que realizaron la patriada histórica de que más de 700.000 personas aprendieran a leer, con el lema de “Si sabes, enseña. Si no sabes, aprendeˮ.
El año pasado, la Unesco reconoció el avance en esta materia en toda la región de Latinoamérica durante la última década. Argentina quedó entre los países con más altos índices de escolaridad primaria y de inversión educativa, además de lograr disminuir considerablemente el analfabetismo. Esa tendencia se revirtió este año por culpa y decisión de gobiernos neoliberales como el de Macri y Temer en Brasil.
Por aquellos días, el gobierno revolucionario no contaba con una “lluvia de inversionesˮ ni con ningún “shock de confianzaˮ sino que por el contrario, varios brigadistas fueron asesinados por bandas de mercenarios dirigidas por la CIA. Así y todo, Cuba pudo eliminar el analfabetismo en todo su territorio gracias al espíritu solidario y patriótico de su pueblo acompañado por la decisión política de sus dirigentes.
Decía Fidel en el discurso:
“Por eso les decía que al liquidar el analfabetismo, nuestro pueblo ha dejado al imperialismo sin argumentos, el imperialismo tiene que guardar silencio. ¡Qué pena para el imperialismo!, ¡qué vergí¼enza para el imperialismo!”.
” ¡Qué vergí¼enza para el imperialismo que trató de ahogar en sangre esta noble cruzada de nuestro pueblo! ¡Qué vergí¼enza para el imperialismo que en medio de la cruzada nos atacó! ¡Qué vergí¼enza para el imperialismo, cuyos esbirros a sueldo asesinaron maestros, asesinaron brigadistas “Conrado Benítez” y asesinaron brigadistas obreros “Patria o Muerte! ¡Qué vergí¼enza para el imperialismo que, sobre la mancha de sangre que constituyó el crimen de Conrado Benítez, sobre la mancha eternamente ignominiosa de sangre y de cobardía que constituyó el asesinato de Manuel Ascunce, sobre la mancha eternamente aborrecible del asesinato del obrero que se fue a enseñar a los campesinos, Delfín Sen Cedré; qué vergí¼enza para el imperialismo comprobar que el crimen fue inútil, comprobar que el asesinato de un maestro humilde de nuestro pueblo, Conrado Benítez, se convirtió en 100 000 brigadistas “Conrado Benítez”!”.
” ¡Qué vergí¼enza! ¡Qué vergí¼enza que el terror que trataron de sembrar con el asesinato de ese adolescente se convirtiera en el valor, el coraje, la grandeza, la firmeza y la decisión por parte de las madres, de los padres y de los jóvenes que hicieron posible el éxito que festejamos en el día de hoy!”.
” ¡Qué vergí¼enza y qué acusación! Cuando nosotros, hondamente conmovidos, escuchábamos las notas del corneta, tocando a silencio, veíamos en cada nota vibrante una acusación a los criminales, una acusación eterna a los cobardes”.
” ¡Este minuto de hoy, este minuto de silencio en memoria de los que cayeron, este minuto de dolor y de recuerdo a los que no nos acompañan pero que con su vida pagaron el noble tributo de nuestro pueblo, este minuto será un minuto inolvidable, será un minuto eterno, porque en ese minuto se juntó el júbilo con la tristeza, se juntó la alegría con el dolor, se juntó el premio y con el precio de ese premio, se juntó la esperanza con la indignación, se juntó la generosidad con la ira!”.