Primero fue en Comodoro Py, donde la festejada Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, dio la orden del mayor operativo de persuasión para intentar amedrentar a Cristina, buscando de esta manera la provocación y así reprimir al pueblo que se reunía para acompañarla.
Ayer le tocó a la canciller Malcorra protagonizar un nuevo bochorno internacional, cuando los mismos equipos anti motín, por mandato de Macri, amedrentaron a la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, intentando de esta manera evitar que ejerciera su rol de presidenta pro tempore, golpeándola y lesionándola a ella y al canciller Choquehuanca de Bolivia en las puertas del Palacio San Martín.
No fue un accidente la acción espontánea de un agente de la PFA, fue y es la decisión de un gobierno que pierde la política y avanza con el abuso de la fuerza pública para suprimir derechos.
Esta semana fue el turno del Mercosur y la convención de Viena. Reprimir a los cancilleres de los gobiernos populares y democráticos para garantizar el golpe al Mercosur y la apertura comercial de la Argentina a un mundo que no invierte pero que si busca los recursos naturales del Sur.
En la misma semana que el Presidente compra su propio Banco en paraísos fiscales para no tener que seguir preocupado por futuros “Panama Papersˮ y tener un canal rápido y propio para seguir sacando los recursos de todos los argentinos que ahora ya no contarán con el Mercosur.
Las decisiones son políticas, la violencia es y fue una decisión política del gobierno de Mauricio Macri y no es algo nuevo desde su asunción.