Patria Grande

Reprimir la integración

En menos de dos meses el gobierno del Presidente Macri, volvió a utilizar más fuerzas de seguridad para reprimir la movilización social y a quien él considera un obstáculo en su plan económico.

Primero fue en Comodoro Py, donde la festejada Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, dio la orden del mayor operativo de persuasión para intentar amedrentar a Cristina, buscando de esta manera la provocación y así­ reprimir al pueblo que se reuní­a para acompañarla.

Ayer le tocó a la canciller Malcorra protagonizar un nuevo bochorno internacional, cuando los mismos equipos anti motí­n, por mandato de Macri, amedrentaron a la canciller venezolana, Delcy Rodrí­guez, intentando de esta manera evitar que ejerciera su rol de presidenta pro tempore, golpeándola y lesionándola a ella y al canciller Choquehuanca de Bolivia en las puertas del Palacio San Martí­n.

No fue un accidente la acción espontánea de un agente de la PFA, fue y es la decisión de un gobierno que pierde la polí­tica y avanza con el abuso de la fuerza pública para suprimir derechos.

Esta semana fue el turno del Mercosur y la convención de Viena. Reprimir a los cancilleres de los gobiernos populares y democráticos para garantizar el golpe al Mercosur y la apertura comercial de la Argentina a un mundo que no invierte pero que si busca los recursos naturales del Sur.

En la misma semana que el Presidente compra su propio Banco en paraí­sos fiscales para no tener que seguir preocupado por futuros “Panama Papersˮ y tener un canal rápido y propio para seguir sacando los recursos de todos los argentinos que ahora ya no contarán con el Mercosur.

Las decisiones son polí­ticas, la violencia es y fue una decisión polí­tica del gobierno de Mauricio Macri y no es algo nuevo desde su asunción.

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Ante el ajuste de Milei, más organización y construcción de nuevos desafíos para defender y mejorar la educación pública.
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Las Universidades Nacionales de la Argentina atraviesan una situación inédita en la historia: el presupuesto no alcanza para hacer frente a los pagos necesarios para mantenerlas abiertas, corriendo el riesgo de que millones de estudiantes se queden sin estudios, mientras que miles de docentes y no docentes están sufriendo un ajuste brutal en sus ingresos y ven peligrar sus fuentes de trabajo, de las que dependen miles de familias argentinas.