Economí­a

Deuda para todos, beneficios para pocos

Con una redacción torpe y confusa, el artí­culo 15 ° del proyecto de presupuesto 2017 anuncia un regalo de fin de año para las distribuidoras eléctricas Edenor y Edesur, habilitando al Poder Ejecutivo a condonar una deuda de más de 15.000 millones de pesos que las empresas tienen con el Estado. Así­ de clarito.

¿De dónde sale esta deuda? Desde la concesión del servicio eléctrico, privatización mediante, Edesur y Edenor fueron cambiando de manos, pero manteniendo las mañas. Con instalaciones de gran capacidad remanente, las concesionarias administraron el negocio de la distribución eléctrica en el AMBA (írea Metropolitana de Buenos Aires) como si simplemente fuera eso, un “negocioˮ y no un servicio, tomando al usuario como un cliente/rehén dada su imposibilidad de optar por otra empresa.

Así­ las cosas, descansando en la capacidad instalada “heredadaˮ de la SEGBA estatal, estas empresas fugaron, durante años, las ganancias a sus paí­ses de origen (Italia, Francia, España, etc).

El fin de la fiesta lo marcó el sostenido ascenso de la demanda eléctrica durante la última década en el marco de una polí­tica económica que privilegiaba la producción local, el consumo interno y la distribución del ingreso. Y con la falta de inversión, empezaron los problemas.

Acostumbrados a fugar al exterior, Edenor y Edesur abandonaron su costado amable y pasaron a la fase que mejor les sale, la “extorsiónˮ. Mientras la calidad del servicio se desplomaba, pedí­an a gritos que les sacaran la concesión, para ir corriendo al CIADI y hacerle juicio al Estado. Una versión rústica de la famosa prórroga de jurisdicción.

Juicio o tarifa eran sus palabras preferidas. De servicio, ni hablar. A pesar de las presiones, seguí­a el cambio de manos, como una estrategia más de presión empresaria. Mindling, Caputo, ENEL, se consolidaron como los principales accionistas.

Paralelamente, el descalabro se profundizó cuando dejaron de pagar la energí­a al Estado y las deudas se acumularon. Multas impagas, indicadores de calidad de servicio por el piso y manipulaciones contables presagiaban un mal desenlace.

Así­, una fuerte inversión estatal comenzó a mejorar las condiciones de suministro, mientras se negociaba el pago de las deudas por más de 15.000 millones y las multas acumuladas que ascendí­an a otro tanto.

Inversión genuina y mejoramiento del servicio con mayor control, fueron los ejes de discusión para la redacción de un nuevo acuerdo.

Sin embargo, las cosas ya no son lo que eran. En sintoní­a con el mantra económico de ajuste y endeudamiento que reza el proyecto de presupuesto 2017, Cambiemos encontró un atajo para resolver el problema. Empezó al revés: más tarifa, condonación de deuda, y de inversión ni hablarˮ¦ resta ver cuánto tardarán en fugar al exterior lo que esta gestión les obsequia sin pedir nada a cambio.

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