Sociedad

La carta completa del Indio Solari a los pibes torturados de La Garganta Poderosa

El Indio se solidarizó con los jóvenes que fueron secuestrados y torturados por la Prefectura. “Cuando un gobierno da piedra libre a la Policí­a para que haga lo que quiera, se pone difí­cil la vida, pero especialmente la vida de ustedes”, dijo.

Torturaron a un pibe que, pobrecito, se habrá llevado el susto de su vida. No puedo imaginarme cómo debe ser tener 15 años y vivir durante horas toda esa humillación dolorosa y espantosa. Cuidado. Hay que tener mucho cuidado, cuando estas cosas empiezan a reflotar. Yo sé muy bien, porque los conozco, que ustedes atraviesan con frecuencia situaciones similares y también sé que no debe ser nada fácil tomar la decisión de contarlo públicamente, como lo hizo Iván. Hacen falta unos cojoncitos bien grandes, para decir eso ahí­, donde aún habita la Prefectura, porque probablemente los trasladen a estos pelotudos, hijos de puta. Y aun así­, vengan otros en su reemplazo.

No es fácil, no es sopa, porque estás controlado por la misma gente que te verduguea, pero tuvieron esa valentí­a y por eso decidí­ comunicarme con ustedes para decirles que los admiro, los admiro por esta lucha y por esa revista estupenda que publican, donde salió la mejor nota que me hicieron en la vida, porque fue profundamente genuina. Seguramente por eso, me sentí­ tan cómodo como nunca antes en un reportaje. Y desde ese dí­a, me siento vinculado con ustedes y el compromiso que significa representar las problemáticas del barrio. Ustedes hablan de todo eso que no se habla.

Va mi apoyo y mi afecto sincero, para toda La Poderosa, para Ezequiel y para Iván, que me conmovió por su coraje, tanto como me conmovió su padre que respondió con la palabra exacta, cuando le preguntaron qué sentí­a: impotencia. Sí­, impotencia, porque te cuesta la vida defender a tu hijo. Y la impotencia, para un padre, es algo muy jodido.

Desde acá, quiero mandarles un gran abrazo y hacerles saber que no puedo ir, porque lamentablemente no estoy en mi mejor versión de salud, pero estoy con ustedes, apoyando a la distancia el acto en el barrio. Ojalá muchos otros chicos se atrevan a denunciar estas prácticas hasta que se visibilicen las cosas como son: esto pasa y pasa cotidianamente, aunque la gente lo vea presentado en la televisión como si fuera un caso aislado.

Cuando un gobierno da piedra libre a la Policí­a para que haga lo que quiera, se pone difí­cil la vida, pero especialmente la vida de ustedes. No dejo de pensar en la tremenda injusticia que padecieron los pibes, cuando ese uniformado les cuestionaba si ellos podí­an o no podí­an tener una campera así­ˮ¦ ¿Qué carajo les importa? ¿Cómo pueden inquirir a un chico de esa manera?

Siempre hubo torturas, en algunas épocas menos y en otras más. He vivido en carne propia cómo se siente estar en ese lugar, porque me dieron picana dos veces en la misma noche, mientras los presos pasaban a ver quién era yo, que estaba ahí­ por averiguación de antecedentes. Me salvó uno de ellos, cuando me dijo que no tomara agua porque me provocaba una electrólisis. Y por eso digo que sé cómo se siente la humillación de ver cómo hacen con vos lo que quieren. Porque sí­, visité presos polí­ticos muchas veces, pero también presos comunes, para poder entender que todo preso es polí­tico.

Ahora, que la ministra de Seguridad y el secretario de Derechos Humanos no hayan dicho nada todaví­a en relación a Iván y Ezequiel, se explica únicamente por el gobierno que hay. Cambió la mano, pero no es una mano que esté pendiente de la gente con más complicaciones. Es un gobierno de CEOs, de empresarios, que ven absolutamente todo de otro modo: ven estadí­sticas y cifras, aunque tampoco en eso les está yendo bien. Pero olví­dense, esa gente no va a pensar nunca en ustedes, de manera generosa o respetuosa, porque creen que ustedes, los villeros, son un peligro. Y el peligro lo generan ellos, sometiéndolos a circunstancias sociales tan difí­ciles de sobrellevar, mientras vemos la tele gratis, porque les sirve para vender cosas.

En sí­ntesis, transmitirles la envidia que siento por todos los que hoy responderán a esta convocatoria, lo suficientemente sanos como para trasladarse hasta ahí­ y poder vociferar junto a ustedes. A mí­, la vida me está cobrando los excesos y hay que pagar la cuenta en algún momento, cuando uno ha disfrutado tanto. A diferencia de los escritores o artistas que siempre acusan algún trauma de la niñez,a mí­ me tocó crecer feliz desde mi infancia hasta mi alocada adolescencia. Y también en las vivencias extraordinarias que tuve después, pero ahora esta enfermedad de mierda me está jodiendo la vidaˮ¦

Bienvenido este acto por los chicos, que puedo imaginar multitudinario, porque si no fuera así­, serí­a una vergí¼enza.

A ustedes, todo mi cariño.

Indio.

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