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LAS ALAS DE LA PATRIA

Hace unos dí­as se cumplió un año del lanzamiento del segundo satélite geostacionario de telecomunicaciones: de la soberaní­a satelital, a la entrega del paí­s.

Suena lejano, tal vez inverosí­mil si lo miramos desde este presente fatí­dico donde asistimos dí­a a dí­a a la entrega de nuestra soberaní­a, pero fue así­. Hace un año la soberaní­a argentina se extendí­a hacia lugares inexplorados por nuestra patria, se extendí­a exactamente 36 mil kilómetros, el 30 de septiembre de 2015 despegaba el Arsat II directo al espacio.

Así­ se cristalizaba el esfuerzo de un estado que apostaba por su gente y confiaba en sus capacidades. En 2006 Néstor Kirchner habí­a creado la empresa ARSAT, que iba a ser la encargada de desarrollar el Plan Satelital Argentino para ocupar las posiciones orbitales argentinas (72º y 81º Oeste), que estaban a punto de ser relegadas por estar inutilizadas y quedarí­an en manos británicas. A partir de ARSAT se repatriaron cientí­ficos, se le dio impulso a las carreras universitarias asociadas, se generó un valor agregado para nuestra nación, que entre tantas otras cosas que recuperaba, volví­a a creer en la capacidad de sus profesionales, que nada tení­an que envidiarle a los del resto del mundo.

Hoy en dí­a las preocupaciones y discusiones pasan por otro lado: estamos pensando en comer todos los dí­as, en cobrar salarios dignos, en un paro general, porque lamentablemente la situación cambió, y el Estado vuelve a retirarse y prefiere ser un “facilitadorˮ del sector privado, antes que un actor preponderante en el progreso de la nación. Porque, ojo, cuando hoy nos hablan de progreso se olvidan que Argentina hace un año nada más discutí­a si iban a ser 8 o 10 los satélites que iba a construir, y ese es el verdadero progreso, el progreso de todos, no el de algunos empresarios “competitivosˮ para el mundo.

Casi como una analogí­a de paí­s en general, el proceso de construcción de Arsat III (planificado para ser lanzado en 2019) se encuentra congelado a la espera de inversores, mientras el gobierno nacional negocia la posibilidad de permitir el ingreso de nuevos servicios satelitales extranjeros a nuestro paí­s. La entrega de soberaní­a es moneda corriente durante la gestión macrista, y la soberaní­a satelital no parece ser la excepción.

Pero ya lo decí­a Cristina mientras los satélites Arsat desplegaban sus paneles solares: “Las alas del Arsat están desplegadas y son las alas de la patria y mi paí­s”, esas mismas alas se van a volver a desplegar, porque fuimos capaces, y más temprano que tarde, volveremos a ser capaces.

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