El diario La Nación publicó una editorial donde brega por una reforma estructural de las relaciones laborales. Más que una modificación, lo que el diario centenario exige es un desmantelamiento absoluto de los derechos de los trabajadores en beneficio de los capitales privados.

Con la excusa de incentivar la producción y la inversión (como si los derechos laborales fueran los que las perjudicaran), reclaman celebrar acuerdos paritarios por productividad y no en función de la evolución de precios de la economí­a. Es decir, el poder adquisitivo de los trabajadores no serí­a algo a ponderar. También piden paritarias por empresa y no por sector. La única finalidad de esto es atomizar y fragmentar a la clase trabajadora para que estén en una condición de mayor debilidad a la hora de negociar. Como corolario, solicitan eliminar el deber del Poder Ejecutivo de homologar estos acuerdos. En otras palabras, proponen correr al Estado de la discusión para que no intervenga y no pueda ponerse del lado del más vulnerable.

Si ya es preocupante lo anterior, la editorial mitrista va por más. Pide abiertamente una flexibilización laboral al solicitar modalidades de contratación menos rí­gidas. Por último, plantea eliminar la indemnización por despido. Pero advierte que deberá ser sustituida por un sistema donde trabajadores y patronales aporten a un fondo que se usará para quienes sean echados. Es sí­ntesis, plantean que a los trabajadores les retengan parte de su sueldo para pagarse su propia indemnización si algún dí­a los despiden o la de sus compañeros.

Esta proclama de uno de los apropiadores de Papel Prensa tiene altos niveles de cinismo y perversión, y busca desarmar todo el andamiaje institucional que defiende a los trabajadores. Representa el proyecto antagónico al peronismo que durante las presidencias de Juan Domingo Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner tuvo como prioridad la ampliación de derechos hacia los sectores obreros.

Lo preocupante es que no es una opinión aislada. Coincide con algunas voces del Gobierno que exponen ideas similares. Un economista cercano a Cambiemos ya habí­a dicho que las paritarias son un concepto fascista. Prat Gay habí­a advertido a los sindicatos que si reclamaban mucho podí­a haber despidos. Jorge Triaca pidió paritarias por productividad. El propio Macri salió a criticar el principio in dubio pro operario en virtud del cual, en caso de duda, la justicia falla a favor del trabajador. El Ejecutivo junto a la prensa oficialista está instalando un discurso anti trabajador para implementar una flexibilización laboral a favor de las grandes empresas y despojar a la clase obrera de sus derechos.