-Hola Norberto!!! Como andás?
-Como estás Odín? Acá andamos. Preocupado…
-Por qué? Qué te pasó?
-Y, la fabrica. La fabrica familiar que fundó mi abuelo cuando llegó a Vicente Lóez, que seguí yo con mucho esfuerzo y me gustaria dejarles a mis hijos. Si todo sigue así no les voy a poder dejar nada.
-Pero qué pasó?
-Me bajaron los pedidos que antes me hacían las casas de decoración. Ahora les sale más barato traerlas de afuera ahora porque abrieron las importaciones. Y como si esto fuera poco no me pagan los pedidos que ya me hicieron. Es un desastre Odín. En seis meses pasé de estar bien a pensar que vender para sostener lo que para mi es mi familia. En los noventa también tuve problemas, pero sobreviví. Y yo lo vote a Macri eh! Te lo confiezo casi como un estupido arrepentido. Las formas que tenía el gobierno kirchnerista no me gustaban, y este tipo parecía más dialoguista, más contemporáneo, más cercano ¡Cómo me equivoque!
-Tranquilo Norberto ¿Tan mal están? ¿Por qué no te quieren pagar?
– ¡Por que ellos tampoco tienen plata! ¡No les compra nadie! No hay más plata querido vecino. Y la gente si no tiene para morfar no va a andar gastando en lámparas.
-Me da mucha pena todo lo que me contás. Pero no te tenés que sentir un estupido. Confiaste en lo que te contaron que iban hacer, en sus promesas. No tenias porque saber que te estaban embaucando. No creías lo que te decía el kirchnerismo porque durante estos años te contaron que eran gente mala. Ahora podés comparar, ahora podés ver, ahora podes analizar con mayor libertad porque sabes lo que es Macri y lo que es el kirchnerismo.
-Ya se Odín. Hoy me doy cuenta que el relato no fue el del kirchnerismo. El relato lo crearon los querían de Presidente un tipo como este, que gobierna para unos pocos.