Alejandro Dolina dijo alguna vez que “a los hombres hay que juzgarlos por sus mejores obras”, por lo que omitiremos juicios de valor sobre el premio Nobel de Literatura, cuyos análisis y opiniones políticas son casi tan apasionantes como una carrera de caracoles.
Lo que no es menor es el contexto en el que Mauricio (que es Macri) volvió a expresar con falsa sensibilidad que “le ha dolido en lo personal tener que tomar algunas medidas”.
¿Quiénes llevan al presidente a una cena de recaudación en el Goldencenter de Parque Norte? ¿Quiénes están teóricamente interesados en el lanzamiento de una “Red Federal de Políticas Públicas” (así la llamaron) y organizan semejante convite? ¿Quiénes integran la fundación que encabeza Gerardo Bongiovanni? Los invitados pagaron entre 7 y 250 mil pesos el cubierto, según eligieran integrar categorías enlazadas a un “valor”. Libertad, Compromiso, Responsabilidad, Participación, Logo, o tan sólo “Cubierto” para los más humildes.
Quien encabezó la categoría Platino, emparentada con el valor “Libertad” es nada menos que ATLAS Network, fundación que encabeza una red global de más de cuatrocientas organizaciones abiertamente “en favor del libre mercado”, de más de ochenta países, “con las ideas y los recursos que necesitan para hacer avanzar la causa de la libertad”. Además, declara que “trabaja en favor de un mundo libre, próspero y pacífico, en el que los gobiernos sean limitados y se dediquen a proteger el imperio de la ley, la propiedad privada y la libertad de los mercados”.
Es la fundación madre de los lobbistas que dedican largas horas y arduos esfuerzos a la destrucción del Estado de Bienestar, para que reine el mercado y nada más que el mercado. Las iniquidades inocultables del libremercado poco interesan a quienes lucran con ellas de manera descontrolada, pero sí le toca disimularlas a quienes hoy se desempeñan en la función pública. Porque como mínimo hay que caretearla, muchachos. No alcanza con decir “nos duele tanto” cada vez que se ejecutan políticas tendientes a consolidar esas iniquidades.
Sin embargo, esa no fue la única manera de desembolsar 250 mil pesos. También los pusieron Paladini, laboratorios Nova (fabricante de pesticidas y agroquímicos), la aceitera Vicentin, la financiera Grupo Carey, y Alejandro Roemmers (miembro del directorio, y nieto del fundador de Laboratorios Roemmers).
La lista no termina ahí. No son las únicas influyentes y poderosas companías que pusieron su dinero en esta cena a beneficio de la fundación Felices los Neoliberales. También hubo quienes invirtieron 150 mil pesos, en la que destacan otras poderosas empresas de los rubros más condicionantes de la política argentina: bancos, financieras y aseguradoras (Galicia, Hipotecario, La Segunda, Grupo Transatlántica), prepagas y laboratorios (Swiss Medical, Grupo Gamma, Grupo Oroño, Abbott), una de las mayores multinacionales agrícolas (Dreyfus) y la exportadora de oleaginosas Moreno.
¿Termina ahí? No. En las otras categorías predominan las operadoras financieras como Rofex, la encargada de gestionar el Dólar Futuro que enriqueció -entre otros- a muchos funcionarios del PRO, así como Rosental Inversiones, el oligopolio de Telefónica y Telecom, la poderosa Molinos Río de la Plata, las constructoras Pecam y Milicic, la desarrolladora Eidico (creadora de los ilustres complejos privados del Tigre), Pluspetrol, Garantizar. Así como OSDE, Medifé, Acasalud, los bancos Nación, Provincia, Ciudad (y su fundación) y los fantasmagóricos Finansur y Rabobank; la Bolsa de Comercio y el Puerto de Rosario, Proagro y COFCO Agri, el Grupo Sancor Seguros, la Fundación Global y los Aeropuertos Argentina 2000.
Todo el poder financiero y bancario, así como los resortes del Estado en ese mismo rubro, a disposición de la Fundación Libertad. Las aseguradoras y sobre todo la cadena completa de corporaciones que interviene en la explotación de la patria sojera, las telefónicas, las prepagas y los laboratorios farmacéuticos.
Casi todo el poder económico se había congregado hace dos noches en Parque Norte. La recaudación de la noche para la Fundación Libertad, sólo en las primeras cuatro categorías de aportes, supera los 7,6 millones de pesos. Casi al mismo tiempo se aprobaba la posibilidad de comprar hasta 5 millones de dólares por mes, por lo que no deberían tener dificultades para fugar el dinero. Sin embargo, sabemos que se trata de compañías responsables: seguro reinviertan ese dinero en la compra de más voluntades en la política para continuar ampliando sus negocios.