Opinión

La grasa

Por Alfredo Zaiat (*)

Los empleados públicos ya no son los malhumorados y vagos estigmatizados en el pasado por Antonio Gasalla, en lo que fue un aporte artí­stico involuntario para desprestigiar el papel del Estado en la sociedad. Ahora son ñoquis que pasan a cobrar por la ventanilla el 29 de cada mes sin trabajar. En la conferencia de prensa de ayer, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, sumó otra definición despectiva para personal estatal: son grasa. Y además son “grasa militanteˮ. El ministro que intenta con escasa habilidad ser simpático con frases de Moria Casán, puntuando comentarios de uno de los periodistas elegidos para preguntar y cayendo en una laguna en la última pregunta, que lo obligó a dar por terminada la conferencia, expresó de ese modo que los despidos de empleados públicos forman parte de la estrategia de ajuste fiscal del gobierno de Mauricio Macri. Quedó en evidencia la concepción Prat-Gay acerca de una parte del empleo público: Es grasa sobrante en el cuerpo del Estado.

El empleo, público y privado, no parece ser una cuestión central en la estrategia de gestión de la economí­a del ministro. Ese desinterés lo dejó expuesto cuando se refirió a empleados estatales como “grasa que sobraˮ, al desentenderse de los despidos en empresas privadas y al advertir acerca de la posibilidad de la pérdida de puestos si la demanda en paritarias es más elevada que la tasa de inflación que él estima para el 2016.

Para bajar el déficit fiscal de 2,3 por ciento del PIB en 2015, que lo infló con contabilidad creativa hasta alcanzar el 7,0 por ciento con el único objetivo de sobrecargar la herencia económica para habilitar el ajuste, Prat-Gay informó que el reordenamiento del gasto implicará una reducción del déficit en 0,8 puntos porcentuales. Mencionó acciones sobre licitaciones irregulares que no precisó, en cambio se extendió con los denominados ñoquis. Aquí­ fue más explí­cito. Despedir empleados públicos, o en sus propias palabras: “Eliminar la grasa de la militanciaˮ.

Varias compañí­as están reduciendo personal ˮ“metalúrgicas, Cerámica San Lorenzo, autopartistas, talleres textilesˮ“ y, ante una consulta acerca de esta situación, el ministro afirmó que es por culpa de la herencia de la economí­a kirchnerista. Si así­ fuera, cuestión que es discutible, el Estado exhibió en los últimos años una estrategia activa para frenar los despidos, que hoy está ausente con el macrismo. Mediante polí­ticas especí­ficas se pudo defender el empleo a través del plan Recuperación Productiva (Repro) que consistí­a en el pago de una porción del salario por un tiempo determinado por parte del Estado. O mediante subsidios directos por un lapso hasta la recuperación del mercado. Justificó despidos en empresas privadas por la supuesta pesada herencia del kirchnerismo. Para Prat-Gay es lógico entonces dejar desamparados a trabajadores.

Otro de sus mensajes al mundo del trabajo es que no tienen que ser muy exigentes con la demanda de recuperación salarial en paritarias luego del shock inflacionario que él provocó. El ministro difundió que la tasa de inflación esperada es del 20 al 25 por ciento. “Me tienen que creerˮ porque si no es así­ la economí­a “ajustará por cantidadˮ. Es la propuesta a sindicalistas y empresarios para fijar un techo a la paritarias. Advirtió que si no lo hacen y definen un aumento salarial más elevado que esos porcentajes ambos correrán riesgos. A las empresas les dijo que “venderán menosˮ y a los trabajadores los amenazó con que “habrá menos empleoˮ.

La economí­a que quiere Prat-Gay es con “menos grasaˮ pero no sólo del sector público. El adelgazamiento general del empleo está en función del ajuste fiscal y de establecer un nuevo estadio regresivo en la distribución del ingreso.

(*) Publicada en Página 12 el 14 de enero de 2016.-

Ciudad de Buenos Aires
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