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El trabajo argentino se toma vacaciones

El gobierno de Cambiemos no solo avasalla las instituciones que tanto dijeron defender sus dirigentes mientras fueron oposición parlamentaria, sino que también eligieron a los empleados públicos del Congreso Nacional, de varios municipios de la provincia de Buenos Aires, de la Jefatura de Gabinete de Ministros y del Centro Cultural Kirchner -entre otros-, como primera variable de su ajuste económico.

También devaluaron la moneda y abrieron las importaciones que tanto daño le hacen a nuestra industria local, como anunciaban los dueños de las pymes en los videos caseros que circularon en las redes sociales en la previa del balotage.

Y Lo mismo puede afirmarse con respecto al sector turí­stico, una de las actividades que más fuentes de trabajo y consumo generó en los últimos años. Solo transcurrieron un puñado de dí­as de la temporada 2016, pero ya se puede arriesgar un pronóstico: no nos irá tan bien como en el 2015.

Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), entre diciembre de 2014 y comienzos de marzo de 2015, casi 28 millones de turistas recorrieron la Patria, y en ese ir y venir, gastaron unos 60 mil millones de pesos.

Los exorbitantes aumentos de precios en los puntos turí­sticos argentinos más importantes, sumada a la flexibilidad que el nuevo gobierno introdujo en el mercado de la compra de dólares, generó que decenas de miles de compatriotas elijan las playas brasileñas y uruguayas como destino para sus dí­as de descanso, algo que fue muy festejado por diarios como Clarí­n y La Nación en los últimos dí­as.

Los que no deben estar contentos ni van a celebrar nada son los miles de trabajadores de las áreas de servicios de la Costa Atlántica, que no serán convocados para cubrir puestos en el sector gastronómico o en los locales de ropa, o que percibirán un salario precario, dado que no se trabajará con la misma contundencia que el año pasado.

 

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Ante el ajuste de Milei, más organización y construcción de nuevos desafíos para defender y mejorar la educación pública.
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Las Universidades Nacionales de la Argentina atraviesan una situación inédita en la historia: el presupuesto no alcanza para hacer frente a los pagos necesarios para mantenerlas abiertas, corriendo el riesgo de que millones de estudiantes se queden sin estudios, mientras que miles de docentes y no docentes están sufriendo un ajuste brutal en sus ingresos y ven peligrar sus fuentes de trabajo, de las que dependen miles de familias argentinas.