Militancia

Irreversible, mí­stica y politica

El histórico acto de La Cámpora en Argentinos Jr. no deja de comentarse entre los compañeros. Aun resuenan los bombos del sábado y    e  “bichito de la polí­tica” comienza a picarle a todos. En cada rincón de la Patria los compañeros comparten sus reflexiones.  A continuación compartimos la nota de los compañeros de La Pampa.

Irreversible, mí­stica y  polí­tica  

Cuando estaba en el estadio de Argentinos Juniors, dentro de tanto canto, bombo y emociones juntas, tuve un momento en que me senté unos minutos y tuve un momento quieto, de reflexión si se quiere y me ausenté por un pequeño lapso.

Es ahí­ donde me pregunté dónde estaba yo hace exactamente cuatro años, el dí­a del Luna Park, el dí­a que marcó como todos dicen, un punto de inflexión en los jóvenes.

Estaba en mi casa y repasando imágenes del acto, por momentos veí­a (y fue ahí­ donde la vi por primera vez) una bandera que decí­a “La Cámporaˮ. De ahí­ en más esa bandera la comencé a ver en todos los actos que siguieron.

A mí­, el bichito de la polí­tica me habí­a comenzado a picar nuevamente y estaba buscando un lugar dónde poder expresar eso que sentí­a dentro de mí­. Por diferentes búsquedas llegué a la orga y acá estamos, ante cuarenta mil almas en cuatro años.

Mientras el estadio se iba colmando, de a poco, lentamente, dos horas antes entre los compañeros nos decí­amos “ ¿se llena?ˮ mezclando ansiedad y dudas ( ¿por qué no?). sin embrago así­ y todo, cuando estaba ya en ¾ de su capacidad llena, particularmente afirmaba que así­ y todo ya era histórico, que no hay hoy en el paí­s una organización juvenil capaz de mover tanta gente y aun así­, capaz de generar un acto de tamaña naturaleza. Y digo naturaleza y me contradigo, porque no es natural, no es algo caí­do del cielo, no es algo que se da solamente por efecto natural, sino que es fruto, primero del amor y entusiasmo que nos inculcó Néstor   ayer y nos da Cristina hoy, porque es fruto del convencimiento que desde la polí­tica se puede transformar la realidad, porque es fruto del esfuerzo de todos los compañeros que ponemos dí­a a dí­a la cara, el cuerpo (como dijo Máximo) y ponemos además, amor, poesí­a, fuerza, dignidad, alegrí­a, música, y miles de cosas más por estar convencidos de soñar despiertos, que los sueños se alcanzan si se trabaja, si se organiza. Y hoy, más que nunca la palabra “orgaˮ cobra sentido. No es natural nada de lo que vivimos el sábado, es organización, es laburo, es militancia, es pasión y es saber que el cambio es irreversible, pero además saber que para que así­ siga siendo debemos seguir por este camino.

Cuatro años y una organización modelo, con idas y vueltas, con preguntas, con dudas, pero también con la firme certeza que vamos por el camino correcto.

El Luna Park marcó el comienzo, y el sábado marcó un nuevo impulso y también fue histórico y marcó además para que muchos incrédulos sepan que estamos con los pantalones largos hace rato y que no somos unos simples e inexpertos jóvenes que no saben nada de polí­tica. Le marcamos a muchos que nos pegan todo el tiempo de lo que somos capaces,   entre muchas cosas, de organizar un acto solamente desde el simple convencimiento y desde el amor.

Palabras aparte merece Máximo. También durante el viaje estaba la duda y las ganas internas de que apareciera, que hablara. Fue un punto de discusión, nadie estaba seguro de eso. Sin embargo un vez que apareció en el escenario no hubo más dudas al respecto (al menos para mí­), si fue el acto, iba a hablar.

Y ¿qué decir del discurso? Primero que para muchos de los que hablan pavadas   ante cuanta cámara se le pone enfrente, les tapó la boca. Máximo demostró tener más certezas que dudas, más humildad que soberbia, más claridad que muchos que hace años que transitan la polí­tica tanto como pasillos de estudios de TV. Máximo fue claro, contundente y también tuvo la humildad de saber que estaba emocionado, nervioso, feliz. Máximo demostró que es uno más de nosotros, sin dudas, el que conduce esta orga, pero arremangado como uno más. Verlo en Argentinos y escucharlo me dan la certeza que a él le hubiera gustado estar con nosotros, por ejemplo, codo a codo en La Plata, cuando las inundaciones la desolaron. Verlo me da la certeza que le gustarí­a participar de muchas de las actividades que organizamos semana a semana.

Verlo me lleva indefectiblemente a compararlo con los hijos e hijas de otros presidentes de nuestro paí­s y ¡vaya si hay diferencias!

Y esto, sin tener en cuenta que carga sobre sus espaldas con la hermosa presión, de ser el hijo de las dos personas que transformaron el paí­s y por qué no Latinoamérica, que le devolvieron a la Argentina la sonrisa, que pusieron al paí­s de pié luego de los últimos 50 años de gobiernos, entre dictaduras oscuras y democracias débiles algunas y corruptas otras.

Para cerrar y con la sensación inmediata que me embargó luego del acto. Hay mucho más futuro de lo que muchos creen y quieren.

La nota que compartimos fue escrita por un compañero de la provincia de La Pampa.-

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