Más de sesenta años después, el pueblo volvió a recuperar la esperanza de una vida gracias al proyecto nacional que Néstor y Cristina refundaron bajo la estela de Perón y Evita. Las mujeres que se pudieron jubilar como amas de casa, los pibes que volvieron a la escuela y tienen todas las vacunas gracias a la Asignación Universal, los ancianos que todos los años obtienen dos aumentos de sus haberes a partir de la movilidad jubilatoria.
Pero también el pueblo es consciente de que la oligarquía, los mediocres, los vendepatria todavía no están derrotados. De que hay buitres adentro y afuera, que hay cipayos que traicionaron a su patria y que lo seguirán haciendo. Es consciente de que fueron las recetas neoliberales y el saqueo de la patria lo que arrastró al país al estallido de 2001. Es consciente de que un Estado represivo, lejos de querer organizar al pueblo, buscaba dividirlo, enfrentarlo, reprimirlo.
Y es consciente de que la recuperación del proyecto del campo nacional y popular fue el que le devolvió la dignidad. El que recuperó y amplió los derechos del pueblo. El que buscó y busca empoderarlo para que nunca más se afecten los derechos adquiridos durante la década ganada. Es el proyecto que puso de pie a “esta nueva y gloriosa Naciónˮ, y que jamás bajará las banderas de la transformación, por una patria más justa, más libre y más soberana.
La militancia que se encolumnó en Evita y en Perón hoy continúa el legado de la abanderada de los humildes y del primer trabajador bajo la conducción de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La militancia, unida y organizada, hoy construye poder popular y avanza en la definitiva emancipación de la Patria.