Es sabido que los estudiosos de las ciencias sociales, comprometidos con el pensamiento crítico y revolucionario, le otorgan una gran importancia a las traducciones de los textos clásicos. Las diferentes interpretaciones que dos traducciones de un mismo texto pueden dar lugar, han llegado a generar, en algunos casos, conflictos políticos de cierta gravedad en el campo de la izquierda.
Quizás el caso más extraño de estas ramificaciones lo haya causado una reciente y polémica traducción del Manifiesto Comunista, hallado en una polvorienta y olvidada biblioteca de cierta Facultad de la Universidad de Buenos Aires.
“Una moda recorre Europa: la moda del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se han unido en Santa Jauría para defender a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanesˮ.
Los debates sobre este hallazgo no tardaron en multiplicarse por los pasillos de Puán y de Sociales hasta que un grupo de militantes del trotskismo decidieron crear una nueva escisión y aplicar en Argentina la teoría revolucionaria europea a partir de esta curiosa traducción. Adviértase cómo la confusión generada por dos simples errores al momento de traducir del alemán al castellano el texto de Marx y Engels, derivó en el siguiente Manifiesto.
“Una moda recorre la UBA: la moda del trotskismo. Todas las potencias de la vieja Argentina se han unido en Santa Alianza para defender a esa moda: Clarín y La Nación, Magnetto y la Sarlo, los radicales franjosos y los polizontes de Grondonaˮ.
Inmediatamente, desde las usinas proletarias de INFOBAE, un periodista camuflado de liberal conservador pero en realidad es una célula dormida revolucionaria, publicó un interesante análisis del avance del Partido Obrero en las últimas elecciones: “La moda trotskista eclipsa al marketing del Nestornautaˮ.
A partir de este nuevo fenómeno, las otras ramas de la izquierda revolucionaria, obviamente opositoras al régimen bonaparniponazifascikirchneris