Hay seres únicos que interpretan y son interpretados por su pueblo. Que viven como sueñan y sueñan como viven.
En una barriada del gran Mendoza nació Favio y se hizo grande sin perder la ternura. Artista, poeta del pueblo. Toda su vida está cruzada de anécdotas de singular inocencia. Como cuando entró a un cuarto del hotel en Ezeiza donde la derecha torturaba a un militante peronista, y entonces decidió amenazar con que si no soltaban a ese hombre, él se pegaría un tiro en medio de la frente.
Como cuando en medio del feroz ataque de los empresarios agrarios al gobierno popular, decidió sacar de los créditos de su último film a su amigo, por la actitud de éste con la compañera presidenta.
Como cuando decidió ponerse a filmar pensando que si no lo hacía, su novia se iría con algún intelectual, algún artista. Entonces hizo un corto: “El amigoˮ, anunciando el arribo de la estética del pueblo a un arte que le era casi siempre esquivo.
“Crónica de un niño soloˮ (1965), un gran comienzo para un gran film. “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristezaˮ¦y unas pocas cosas másˮ (1967). Una historia de amor y soledad como “El dependienteˮ(1969). Una historia de violencia y opresión: “Juan Moreiraˮ(1973) se estrenó un día antes de la asunción de Cámpora y es la película más taquillera del cine argentino. “Nazareno Cruz y el loboˮ(1975) “Soñar, soñarˮ (1976), “Gaticaˮ(1993), películas de sueños y libertad.
Mientras tanto regalaba también las más maravillosas melodías para los oídos de su pueblo. Canciones de manteles de hule, de amores repentinos y sangrantes.
Nunca habrá ningún film que exprese al movimiento popular peronista como “Perón, sinfonía de un sentimientoˮ (1999), como hecho por un descamisadoˮ¦desde las entrañas.
“Anicetoˮ de 2008 es un film arriesgado, podría ser tranquilamente el film de un cineasta que recién comienza y experimenta sin pruritos.
Leonardo Favio era eso, el Pueblo hablando de Perón. Hoy el embajador de la cultura, designado así por nuestra compañera Presidenta, se va feliz con Néstor y El General. Feliz como dijo él, “como cuando andaba de pequeño en su pueblo desnudo corriendo en el río con sus amigosˮ. Se va bancando y aquí los pibes, como si él fuese un abuelo, recurriremos a él y a sus relatos para seguir nutriéndonos del más maravilloso cine que son para nosotros las películas de Leonardo Favio.