Era el año 1972. Veníamos de 17 años de democracia fraudulenta por la proscripción del peronismo, reinaba la censura y la persecución hacia toda la actividad política y gremial. Miles de jóvenes se revelaban contra la dictadura de Lanusse. La única respuesta de los militares era la cárcel. En el penal de Rawson de la provincia de Chubut, cientos de presos políticos planean un fuga histórica. La mayoría de ellos son capturados. Sólo 6 pueden escapar desviando un avión hacia Chile, donde gobernaba Salvador Allende, presidente democrático y socialista. El resto de los militantes son fusilados en la madrugada del 22 de agosto por marinos dirigidos por el capitán Luis Emilio Sosa en la Base Aeronaval Almirante Zar.
De los 16 fusilados, una militante tenía 36 años. El resto tenían entre 30 y 21. El repudio de la sociedad hacia este criminal y cobarde accionar fue inmediato, masivo y contundente. Se multiplicaron las manifestaciones y se profundizó la consigna “Luche y Vuelveˮ a través de la cual, gracias a la militancia popular juvenil, pudo regresar al país Juan Perón para ganar las primeras elecciones democráticas luego de casi dos décadas de exilio.
A partir de los trágicos fusilamientos de Trelew, se produjo un fenómeno social totalmente inverso al que suponían los fusiladores ya que, lejos de intimidar al pueblo con semejante masacre, se produjo un fenómeno de incorporación masivo de jóvenes a la política y a la militancia.
El único acontecimiento político que acercó nuevamente a tantos jóvenes a la hermosa vida del compromiso con ideales de justicia social fue la partida de Néstor en el año 2010 ¿Quién sabe por qué será que muchas veces hay que sentir la tristeza de perder algo preciado para valorarlo en su real dimensión? Pasa en el amor y pasa en la política. Es que la política es amor.
A 40 años de la masacre de Trelew, recordamos a los compañeros asesinados cobardemente por la dictadura y los homenajeamos de la mejor manera posible: reafirmando nuestro compromiso con alegría ante cada embate hacia esta nueva generación de jóvenes que volvieron a creer que, como dijo Cristina, no hay mejor forma de vivir que dejando lo mejor cada uno para la felicidad del conjunto, sabiendo que no hay héroes individuales sino un solo Héroe Colectivo.
Los militantes fusilados el 22 de agosto de 1972: