El pasado sábado 10 de marzo, el carnaval volvió a las calles de Avellaneda de la mano de los compañeros deLa Cámporayla JP, quienes organizaron junto al Club Unión de Crucecita, una verdadera fiesta popular. Desde bien temprano, los vecinos del barrio de Crucecita vieron desplegar todo el colorido típico de los corsos de antaño que, entre bombos y levitas, comenzaban a tomar forma ante la curiosidad de los pequeños del barrio.
Desde pasadas las 19 hs, el sendero murguero, delimitado sobre la calle Paso (entre Brandsen y San Martín), empezaba a recibir a los primeros visitantes, que entre juegos de kermesse y espumas de cotillón, iban dando el marco para el arranque de las murgas. El primer turno fue de “Los Duendes dela Saladitaˮ, un murgón de Avellaneda reconocida por la fiesta y el color que despliegan en cada una de sus presentaciones. Luego sería el turno de la murga del Club, conformada por niños y jóvenes que pertenecen a dicha institución. Con canciones que cuentan la historia del club y del mítico barrio, los padres, vecinos y directivos, vieron brillar a la murga que éste sábado tiró sus primeros pasos.
Más tarde, la murga compañera “Los Dandys de Boedoˮ, se hicieron presentes con todo el color y la mística peronista que caracteriza a cada una de sus presentaciones. Los homenajes a Néstor, la crítica al neoliberalismo y las corporaciones, la fidelidad hacia Cristina, fueron los ejes de las letras, que acompañadas por banderas deLa Cámpora, recordaban a los vecinos nuestro legado y compromiso con las causas populares. Como desde hace cincuenta años, esta murga hizo bailar hasta los más olvidadizos, esos que ahora recordaban cómo era eso de bailar hasta tarde al compás de una “matanzaˮ. Pegaditas salieron a gastar suelas, las murgas “Los Fabulosos Tricoloresˮ de Munro y los “ígiles D-Mentesˮ del barrio avellanedense de Villa Dominico.
Pasada la medianoche, el barrio volvió a su calma habitual. Todavía se escuchaban los gritos de los niños que no querían irse a dormir, mientras el último banderín se descolgaba de la calle Paso. Una calle que revive los carnavales de la mano de un proyecto político que los alienta y los contiene; que brinda motivos para salir a festejar junto a todos los vecinos. Avellaneda guardará en su memoria este hermoso acontecimiento, que los dejó sin aliento, de tanto baile y pasión murguera.