Editorial

Sólo nos separan unos meses del Bicentenario, y hoy podemos decir que nuestra democracia se encuentra en un momento crucial. Basta decir que de los doscientos años de vida de la Patria, sólo los últimos 26 corresponden a un perí­odo democrático sin interrupciones.

Este 2009 deja claras huellas en la búsqueda de una democracia más plena, sin condicionamientos. Una democracia que no se quede en los aspectos formales del republicanismo aséptico, sino que se comprometa con el futuro de los millones de hombres y mujeres que habitan nuestro suelo.

Ese compromiso se expresa en la distribución del ingreso y en la distribución de la palabra, dos ejes centrales que definen el rumbo del proyecto polí­tico que sacó al paí­s del infierno y hoy lucha, contra infinidad de intereses, por mejorar la calidad de vida de los argentinos y la salud de nuestra democracia.

Y cuando decimos menos condicionada lo decimos porque si algo hubo en estos 26 años fueron condicionamientos, y los hubo de todo tipo. Todos esos condicionamientos siempre tuvieron como base el miedo, el miedo como factor disciplinador para cualquier tipo de inquietud, reclamo o pequeño avance que el mismo recorrido de la vida democrática necesitara.

La virulencia en los ataques mediáticos no hace más que negar su independencia a la hora de informar de aquellos que se autodenominan puros e independientes, casi cercanos a la autocanonización.

Los Medios de comunicación tradicionales de la Argentina salieron fortalecidos luego de la última dictadura. Papel Prensa es sólo un ejemplo. Lentamente fueron remplazando a los militares en el arte de proteger los intereses a los que le cuesta mucho ver que el salario mí­nimo de la Argentina sea el más alto de la Región o que los fondos de las AFJP dejen de ser utilizados para comprar acciones de Clarí­n a un precio que no valí­an ni valen ni valdrán.

La conformación de una Unión Transitoria de Empresas (U.T.E.) opositora en el Congreso, no hace más que esclarecer lo que muchas veces no logramos explicarle a la sociedad, ya sea por errores propios o silenciamiento mediático.
Es por eso que, la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se ha convertido en un hito histórico que nuestra democracia jamás habí­a podido transitar. La sola mención de aquella idea descabellada, erizaba la piel del poder omnipresente de las empresas de Medios. Cuando nadie lo esperaba, la comunicación vivió su 17 de octubre para abrir una nueva etapa, que aún nos cuesta apreciar en toda su dimensión.

La oposición heterogénea se desesperó por las Comisiones armando un vodevil para transmitir en vivo y en directo cómo la centroizquierda de consumo fácil y agradable para la clase media porteña demostró estar más cerca del macrismo que de la polí­tica de derechos humanos, de la recuperación del trabajo y las jubilaciones, de la recuperación de las AFJP, Aerolí­neas Argentinas, una Corte Suprema independiente, AySA, Ley de Medios, saneamiento del PAMI, Ley de ADN para la recuperación de los hijos y nietos, creación del ministerio de Ciencia y Tecnologí­a y muchas más.

De la misma manera, la Asignación Universal a la niñez es una medida sin precedentes en más de medio siglo, que coloca a la democracia en el lugar de un verdadero gobierno del pueblo y para el pueblo.

Todo esto se desarrolla en medio del más virulento ataque mediático que se recuerde. La crispación es la palabra que atraviesa todo. No hay otros crispados que aquellos poderosos que pensaron que la democracia era la continuidad de los negocios por otros medios. A eso los habí­an acostumbrado aquellos polí­ticos que de rodillas y hasta cuerpo a tierra, se sumieron a la dictadura del mercado.

No pueden tolerar que la democracia, de una vez por todas, sea el gobierno del pueblo.

No pueden tolerar que aquellos que fueron elegidos por el sufragio, cumplan con lo que habí­an prometido.

No pueden tolerar que existan argentinos que no se olvidan las convicciones en la puerta del palacio.

El poder mediático fue la continuidad del poder militar a la salida de la última dictadura. Fue el garante del status quo y la protección de los negocios de aquellos que diseñaron la noche más oscura de la Argentina. Le pusieron un cepo a la democracia, marcando claramente los lí­mites de lo que se podí­a o no discutirˮ¦ Hasta que alguien discutió.

Hoy nos encontramos frente a un momento maravilloso en el que todo es discutible en la Argentina. La voluntad polí­tica de este Proyecto, se lleva puestos uno a uno los tabúes que la democracia condicionada nos impedí­a revisar. Renacen así­, cada dí­a, las utopí­as de todos los tiempos.

En la vereda de enfrente hay poderosos intereses que acechan nuestra democracia, pero aquí­ estaremos tratando de honrar aquello que dijera el Tí­o Cámpora el 25 de mayo de 1973: “en los momentos decisivos, una juventud maravillosa supo oponerse, con la decisión y el coraje de las más vibrantes epopeyas nacionales, a la pasión ciega y enfermiza de una oligarquí­a deliranteˮ.

En el año 199 después de la Revolución de Mayo, queda claro cuál es el camino que muchos decidimos recorrer de cara al futuro, sabemos de las contradicciones y los contratiempos, pero también sabemos de las convicciones de nuestra conducción. Sabemos de la voluntad de amplios sectores que se sienten redimidos, en una Patria que los habí­a olvidado. Sabemos de la inteligencia y lo voluntad que existen en muchos sectores de la sociedad. Y también sabemos de nuestra militancia para enfrentar esta nueva UTE opositora que no es tan distinta a aquella que en el Corpus Christi gritaba en contra de Eva y de Perón que se habí­an pagado el boleto y que no habí­an ido por el decreto.

Portada
Anoche, el Ministerio de Capital Humano anunció que habían “acordado” con el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) un aumento del 140% en la partida de gastos en funcionamiento de las universidades y la duplicación del gasto destinado a hospitales universitarios. Esto sirvió como palanca para que, desde las instituciones y sus tuiteros y medios afines, comenzaran a instalar que recompusieron el presupuesto universitario.
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La Cámpora en Filosofía y Letras – UBA despide con mucho dolor y profundo agradecimiento a la compañera Florencia Jakubowicz.